
Aunque hay una gran variedad de edulcorantes como el ciclamato, la sacarina, el aspartamo, acesulfame y la estevia, los dos primeros son sin duda los favoritos.
Los edulcorantes ciclamato y sacarina son sustancias totalmente químicas y que no son metabolizados por el organismo. Tienen sabor amargo y suelen ser los más baratos. Debido a que existan evidencias que sean cancerígenos en ratas, muchos tratan de evitarlos, aunque no existe una relación específica, comprobada científicamente, entre el consumo de ciclamato y sacarina y la aparición de tumores.
El aspartamo, aunque un poco más caro, es muy popular por su sabor muy similar al azúcar, además de no amargar. Su popularidad ha crecido desde los años 80, cuando apareció, sobre todo por no tener efectos cancerígenos, ya que se produce a partir de proteínas naturales presentes en diversos alimentos.
La información que el aspartamo se asocia con varias enfermedades neurológicas como la esclerosis múltiple y la enfermedad de Alzheimer no está probada científicamente. Los artículos de la literatura científica sostienen que sólo un consumo mucho más allá de la normalidad podría tener efectos sobre el sistema nervioso en los no portadores de la fenilcetonuria.