domingo, 2 de octubre de 2011

La soja

La soja es considerada un alimento funcional, ya que proporciona nutrientes para el cuerpo y es beneficioso para la salud. Es rico en proteínas, tiene isoflavonas y ácidos grasos insaturados y, de acuerdo con  investigaciones médicas, tiene una acción en la prevención de las enfermedades crónicas degenerativas. También es una excelente fuente de minerales como el hierro, potasio, fósforo, calcio y vitaminas del complejo B. El mantenimiento de la salud, sin embargo, no se hace sólo con el consumo de alimentos funcionales. Es necesario combinar la dieta a los hábitos saludables, como los deportes, por ejemplo.

El compuesto isoflavona de la soja, también conocido como fitoestrógeno, actúa en la prevención de enfermedades crónico-degenerativas como el cáncer de mama, cervical y de próstata. Su estructura química es similar a los estrógenos (hormona femenina) y, por tanto, es una sustancia capaz de aliviar los efectos de la menopausia y síndrome premenstrual. Las propiedades estrogénicas también ayudan a reducir otro problema causado por la deficiencia hormonal: la osteoporosis.

El síndrome premenstrual y la menopausia son causados ​​por cambios hormonales, especialmente a nivel de estrógeno en la sangre. Las mujeres en la premenopausia y la menopausia pueden beneficiarse de una dieta con una ingesta diaria de soya, la cual es rica en isoflavonas.

La sustitución de hormonas químicas debe ser discutida previamente con su médico. Algunos estudios internacionales indican que las isoflavonas pueden sustituir las hormonas sintéticas utilizadas en la terapia de reposición hormonal (TRH), cuya indicación ha sido cuestionada por la ciencia médica, debido al aumento, especialmente en la incidencia de cáncer de mama.

El contenido de fitatos de la soja es alrededor de 1,5% de su composición, en  los frijoles es del 2,5%  y en comidas como el trigo y el arroz es de aproximadamente 4,5%. Los Fitatos, también conocido como ácido fítico, son compuestos químicos utilizados por las plantas para almacenar el mineral fósforo dentro de sus células. Son considerados factores antinutricionales, ya que el cuerpo reduce la biodisponibilidad de los minerales calcio, hierro, magnesio, manganeso, cobre y zinc, en la presencia de los fitatos.

Sin embargo, a partir de los años 90, numerosos estudios científicos internacionales han demostrado que los fitatos también actúan como poderosos antioxidantes (previenen la oxidación y el envejecimiento celular), cumpliendo así un papel importante en la reducción del riesgo de muchas enfermedades crónicas y enfermedades degenerativas como algunos tipos de cáncer y la artritis.

En 1999, la FDA (Food and Drug Administration), publicó un documento para formalizar el potencial terapéutico de la soja en la prevención de las enfermedades del corazón. La FDA se basó en estudios científicos realizados por investigadores de varias universidades, institutos de investigación, hospitales universitarios y de la American Heart Association (AHA). Estos estudios demostraron que la ingesta diaria de 25 gramos de proteína de soja (aproximadamente 60 gramos de grano o harina de soja) reducen significativamente los niveles totales de colesterol en la sangre, el colesterol LDL y aumenta el HDL, reduciendo así el riesgo de enfermedades cardiovasculares como ataque cardiaco, trombosis y aterosclerosis.

Debido a que la soja es un alimento proteico-calórico, una ingesta masiva puede causar aumento de peso corporal, dependiendo, por supuesto, del metabolismo de cada persona. La soja tiene 395 calorías por cada 100 gramos de granos.

Mitos
La soja no contiene compuestos de purina, que son responsables de la formación del ácido úrico en el cuerpo. Por lo tanto, se recomienda como alimento dietético en estos casos.

La soja, como los frijoles, guisantes, lentejas y garbanzos, contiene factores anti-nutricionales llamados inhibidores de la proteasa (inhibidor de la tripsina y el inhibidor de quimotripsina). Estos factores anti-nutricionales, que reducen la biodisponibilidad de las proteínas ingeridas en el cuerpo, son, sin embargo, inactivadas en el proceso de tratamiento térmico de la soja (la cocción o tostado) antes de su consumo. Dado que no se consume soja en bruto, no hay ningún riesgo para la absorción de proteínas por el cuerpo.

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